lunes, 2 de septiembre de 2013

la ilustracion y el cuestionario de la metafisica

0.- En primer lugar conviene llevar a cabo algunas precisiones metodológicas. Metafilosofía puede entenderse en dos sentidos: en primer lugar, como la conciencia de que 
estamos en una época que se encuentra más allá de la filosofía, tras la muerte o 
realización de la filosofía; en segundo lugar, metafilosofía se puede entender como 
la reflexión acerca de la propia filosofía, de su definición, de los diversos estilos de 
hacer filosofía, etc. En este segundo sentido la Metafilosofía se aproxima a lo que también se denomina perifilosofía, es decir, los estudios acerca de las diferentes formas 
de hacer filosofía a lo largo de la historia, o incluso la reflexión acerva de las posibles formas de hacer filosofía .Por otra parte, entendemos metafísica como una disciplina esencialmente problemática más que teoremática, más un saber nómada 
que una ciencia sedentaria, más cercana al arte que a la ciencia, con dos partes, la 
ontología y la teodicea; la ontología es, por un lado, la ciencia del ser en cuanto ser y 
por otro la teoría de las categorías, mientras que la teodicea se puede entender, una 
vez periclitada su concepción como teología natural, como la reflexión acerca del 
problema del mal y del sentido de la vida. La ontología es una reflexión en torno a 
las ideas de la razón más que sobre los conceptos del entendimiento y en este sentido la ontología puede considerarse una teoría de las categorías en su triple sentido 
de modos de ser, formas de hablar y estructuras del pensamiento. También la ontología aventura un intento de explicación última de la realidad llevada a cabo a partir 
de los resultados de las ciencias, los mitos, las artes y cualesquiera otras formas 
posibles de ordenar y estructurar la realidad. El pensamiento en tanto que conjunto de redes que se proyectan sobre el caos para ordenarlo y transformarlo en un cosmos, se 
presenta de tres maneras distintas: la ciencia, el arte y la filosofía, disciplinas basadas respectivamente en funciones, perceptos y afectos y conceptos. 
La metafilosofía en tanto que conciencia del acabamiento de la filosofía es una 
reflexión diacrónica que supone una teoría acerca de la historia y la historicidad de 
la filosofía; por su parte, la perifilosofía es más bien una consideración sincrónica de las La diferencia introduce un juego en el que ningún elemento simple se limita a 
estar presente y a remitir sólo a sí mismo. La diferencia es un juego continuo de 
remisiones en el que cada elemento remite a los demás ningunos de los cuales está simplemente presente. Cada elemento sólo existe a través de las trazas que han dejado en él los demás elementos del sistema, elementos que se resisten a someterse 
a la simple oposición ente la presencia y la ausencia. La diferencia es una espacialización y un diferir que cuestionan la presencia, la referencia a algo presente está 
siempre diferida. 
5.- Como conclusión podemos decir que las posturas que se tomen en la cuestión 
de la metafilosofía en el sentido de un más allá de la filosofía tienen consecuencia 
en el ámbito de la perifilosofía ya que impiden ciertas formas de hacer filosofía y 
promueven otros modos alternativos. Por nuestra parte pensamos que más que 
pretender situarse de golpe en un pensamiento que se considere a sí mismo como 
postmetafísico, quizás sea más prudente esforzarse en construir un pensamiento 
que entable una relación consciente, irónica y subversiva con sus propios presupuestos metafísicos y que piensa el ser como recuerdo, siendo consciente de la 
herencia que conlleva, y de su esencial mortalidad, finitud y caducidad. El ser es 
traza, es resto, es recuerdo, y está ligado de manera esencial al tiempo, es radicalmente epocal y no transhistórico. El pensamiento que quiere ir más allá de la metafísica tiene que reconocer que toma prestados los recursos sintácticos y semánticos 
de la metafísica en el momento mismo en que trata de deconstruirla. Por esto tiene 
que reconocer la persistencia de estas influencias metafísicas y cambiar continuamente las formas y los lugares del cuestionamiento de la metafísica. Es la coyuntura 
histórica la que marca los textos o las instituciones que tienen que ser deconstruidos, 
así como la dirección en la que hay que impulsar los elementos nuevos así liberados. 
De igual manera que en los años setenta fue preciso someter a un trabajo de deconstrucción las versiones dominantes del freudismo y del marxismo, hoy en día conviene recuperar dichos textos que nunca se han ido del todo y explorares sus potencialidades inéditas. Así como en aquellos años convino recuperar la democracia como 
un valor olvidado en los textos y en las prácticas de los grupúsculos revolucionarios, 

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